Actividades educativas para colegios
Para aprender es necesario conocer. ¿De qué sirve
estudiar las obras pictóricas más emblemáticas y/o a la biografía de los
grandes autores, si sólo y únicamente sirve para poder pasar de la mejor manera
un examen?
Sin embargo, el sistema actual lleva apostando varias décadas
por esta forma de educación. Este diseño está constituido, paradójicamente, en lo
contrario de aprender. El modelo se basa en vomitar todos los conceptos “aprendidos”,
a través del trazo de la tinta sobre el papel, que previamente el alumno había tratado de memorizar.
Sí, eso no es aprender, por mucho que se diga, porque a las pocas semanas ese
contenido ha desaparecido de tu cabeza. Olvidado, malgastando el tiempo y tu
edad de aprendizaje.
Obviamente, es de vital importancia que las nuevas generaciones sepan realizar las operaciones matemáticas básicas, leer, conocer el funcionamiento del propio ser vivo y saber diferenciarlo de un inerte, entre otros grandes pilares que conforman los conocimientos básicos del ser humano.
Es crucial, sí. Sin embargo, por mucho que sorprenda, todos estos conocimientos no
tienen que ser “aprendidos” para luego ser olvidados en pocas horas. Memorizar, no es aprender. Este último
término este sujeto al dinamismo, a fomentar el aprendizaje desde temprana
edad. Despertar al alumno interés para que sea el mismo quién busque más
información. Esa tendría que ser la base del aprendizaje.
Conocedores de este secreto algunos museos apuestan por esta fórmula. Abriendo,
con dinamismo, sus puertas a los más pequeños. ¿Qué mejor que estudiar a
Sorolla que en su despacho? o ¿Pintar lo aprendido tras la visita al museo?
Muchas iniciativas adaptadas a los diferentes grupos y edades.
Como es el caso del Museo Cerralbo. Esta
institución conoce una de las formas más fáciles para aprender; apostar por una educación amena. Proporcionándola en su propio palacete. Cuenta con un programa
adaptada a los distintos cursos académicos. Aprendes la historia de los autores como si de un cuento se tratara, gracias a los múltiples guías que cumplen con este cometido tan esencial.
No obstante, este no es el único museo que se lanza de lleno en esta iniciativa. Más allá de actividades escolares, algunos
museos como el Lázaro Galdiano, apuesta por las actividades en familiares. Así, los domingos los diferentes miembros de la unidad familiar pueden realizar las diferentes faenas propuestas por el museo. Gracias al esfuerzo y a su dedicación, estas instituciones ofrecen
valores importantes para la educación de cualquier infante. Algunos constan
incluso con material de apoyo, como el Sorolla, para que el visitante no se
pierda nada. Fomentando el aprendizaje, el de verdad, a cualquier edad.
Para
no perderse ninguna de las actividades que este tipo de museos ofrece, puede
visitar sus correspondientes páginas web. En el apartado dedicado a la
educación, aparecen todos los talleres y actividades que se ofrecen. Es tal el
prestigio y el reconocimiento que tienen, que algunos de esas jornadas están
completos ya.
Así
que no tardes mucho y no te olvides de echarle un vistazo para ver que taller
se adapta más a tu situación o edad, porque...¡las entradas vuelan!
- Marina Vázquez